jueves, 28 de octubre de 2010

Acá no se rinde nadie

Acá no se rinde nadie

Publicado el 28 de Octubre de 2010



Mientras un pueblo llora, los dueños del poder y del dinero afinan sus garras para dar el zarpazo. Murmuran, ríen, se frotan las manos, porque suponen que muerto el perro se acabó la rabia. ¿Muerto Kirchner se acabó el proceso? Ni lo sueñen. Lo que la sociedad consiguió con el kirchnerismo es un piso irrenunciable. Queremos un país mejor. No uno peor. Somos más que ellos.
  Me subleva el regodeo del establishment cuando millones nos recogemos en el dolor. ¿Qué van a gritar ahora los que siempre conspiraron contra el gobierno que hizo bajar el cuadro de Videla de Campo de Mayo? ¿“Viva la ‘muerte súbita’”? Se los advierte satisfechos con esta ayudita de la biología, de último momento. ¿Habrán brindado, una vez conocida la noticia, con un Lagarto Merlot de bodega “Cobos”? Que las acciones de las empresas argentinas subieran en la Bolsa de los Estados Unidos es un insulto al duelo general. Esperaban esta muerte. La festejan. ¿Se acuerdan de la columna de Joaquín Morales Solá, publicada el 13 de septiembre en La Nación? Estaba excitado Joaquín, por aquellos días. Muy excitado, porque comenzaba a dibujarse en el horizonte político “la finitud kirchnerista”, luego del último incidente arterial del ex presidente: “¿Qué le pasaba en su alma o en su cuerpo para meterse en batallas perdidas de antemano o para levantar, en arrolladores ataques de ira, a más enemigos de los que ya tiene?” Lo escribió así Morales Solá, matándolo en la víspera, eligiendo un tiempo verbal inadecuado, después de criticarlo por los “ataques” a Clarín, Fibertel y Papel Prensa, que es lo único que le preocupa.
Igual tono de triunfalismo, disimulado en un falso análisis sobre cuestiones de Estado, tuvo el editorial de Rosendo Fraga, publicado ayer en la edición online de La Nación, a las 11:17, cuando el cadáver de Kirchner aún estaba tibio en la Patagonia. El ex secretario privado del dictador Viola –eso es Rosendo Fraga– aconsejó a Cristina: “Tiene la oportunidad de modificar, rectificar, corregir, cambiar una serie de aspectos, estilos, orientaciones y políticas impuestas por su marido.” Y, sin dejarla siquiera llorar a su marido, entre coronas de palabras y paladas de urgentes sepultureros, agregó: “Ella ahora puede adoptar algunas decisiones que se reclaman, como tomar distancia de Hugo Moyano y terminar con su influencia.” Son voraces. No hay duelo ni tiempo para el consuelo en sus reclamos. Hay exigencia, amenaza, ultimátum hacia la representante del gobierno de la democracia.
Dos horas después, también en la edición online del diario de los Mitre y Saguier, el analista Carlos Pagni escribió: “La comparación es inexorable. Hay un líder omnipotente que ha muerto y una viuda al frente del Estado: Perón e Isabel, Kirchner y Cristina.”
¿Se puede adivinar lo que se viene detrás de estas amenazas públicas? ¿Estamos preparados? Es la pregunta que me ronda desde que comencé a escribir este editorial póstumo. Todavía no me recupero del asesinato de Mariano Ferreyra. Y ahora, esto.
Perdonen el juego de palabras, pero me sale decir que nada de lo escrito por Morales Solá, Rosendo Fraga y Pagni está definitivamente escrito. Ningún destino lo está. Mucho menos el nuestro. Los deseos de unos pocos no definen los pasos ni el ritmo de las mayorías.
Néstor Kirchner murió. La noticia es inapelable. Pasarán varios días hasta que salgamos de esta conmoción. Serán jornadas cargadas de violenta melancolía, de la que ni yo mismo voy a sustraerme. Sin embargo, un titulo posible para esta noticia inesperada podría ser “Murió un hombre, pero el proceso está vivo”. Porque lo que como sociedad venimos construyendo de 2001 para acá incluye al kirchnerismo pero, estoy convencido, también lo excede, y mucho de esto tiene que ver con sus virtudes y no con sus falencias, demonizadas hasta el hartazgo por los medios hegemónicos. ¿O acaso la mejor agenda política kirchnerista no es la que surge cuando toma la agenda social y la instala desde la cima del Estado?
Es indudable. Sin Néstor Kirchner habría sido más difícil. Sin Cristina Kirch-ner, casi imposible llegar hasta donde llegamos. Ellos son el puente entre la podredumbre de lo viejo que se desmorona y lo nuevo que estamos construyendo entre todos. Es tiempo de definir si el “modelo” –o como quiera que se llame esta Nueva Argentina que vivimos– es fruto del voluntarismo de dos personas, o si, por el contrario, es un anhelo anclado en los sueños de millones que quieren patria para todos o para nadie.
Mientras un pueblo llora, los dueños del poder y del dinero afilan sus garras para dar el zarpazo. Murmuran, ríen, se frotan las manos, porque suponen que muerto el perro se acabó la rabia. ¿Muerto Kirchner se acabó el proceso? Ni lo sueñen. Lo que la sociedad consiguió con el kirchnerismo es un piso irrenunciable. Queremos un país mejor. No uno peor. Somos más que ellos. El viento de la justicia sopla a nuestro favor. Somos más: los que no queremos que el FMI nos diga cómo manejar nuestra economía, los que vemos en las Madres y Abuelas un ejemplo de coraje y dignidad, los que saludamos que en el país haya paritarias, los que apoyamos el sistema solidario de jubilaciones, los que estamos orgullosos de la Asignación Universal por Hijo, los que pensamos que el trabajo es el mejor organizador social, los que estamos felices con la repatriación de científicos, los que no nos arrodillamos ante la mirada “empresariocéntrica” que deja a la mitad del pueblo fuera de los estándares mínimos de supervivencia, los que creemos que el Estado está a la izquierda del mercado, los que bancamos el matrimonio igualitario, los que impulsamos el reparto de las ganancias, los que peleamos por la democracia informativa y contra los monopolios, los que exigimos juicio y castigo a los genocidas.
Perdonen estas palabras sinceras pero arrebatadas, escritas a las cinco de la tarde, después de escuchar a Moyano diciendo que en el corazón de los trabajadores están “Perón, Evita y Kirchner”, con el Salón Felipe Vallese de la CGT colmado. Yo debería ser más reflexivo, menos apasionado. Pero entonces no sería yo, sería otro. Y no, soy esto, un periodista del montón que un día decidió salirse de la manada del periodismo independiente para fundar un diario como Tiempo Argentino, donde poder decir las cosas que se me antoja decir. Me llevé a marzo  cinismo. Y no saben lo feliz que estoy.
Para mí no es lo mismo que la ESMA ya no sea de los marinos. Ni es igual que un presidente se haya abrazado a los pañuelos. Todavía creo que la política sirve para cambiar algo.
Y creo, por sobre todo, que cuando Magnetto, Techint y la Bolsa festejan, hay que empezar a coserse los bolsillos.
Salvo, claro, que decidamos ponernos de pie. Como cuando gozamos la fiesta del Bicentenario y le dijimos a ese otro país, chiquito y mezquino, que después de tanto relato catastrófico no iban a poder arrebatarnos la alegría.
No se equivoquen. Somos millones los que pensamos así.
Y acá no se rinde nadie.<
LA MUERTE DE NESTOR KIRCHNER
El ex presidente murió esta mañana en El Calafate. Se conoció un mensaje del intendente Zacca. La diputada Médici convocó a los dirigentes del Justicialismo.
El ex presidente Néstor Kirchner murió hoy a los 60 años, tras sufrir un paro cardíaco en su residencia de la villa turística de El Calafate. Kirchner había llegado en estado gravísimo al hospital distrital José Formenti de esa localidad, a 2.787 kilómetros al sudoeste de la Capital Federal.

Kirchner siendo presidente de los argentinos había visitado Alberti por única vez el 3 de mayo de 2007. Lo hizo para inaugurar el barrio de viviendas que hoy se conoce con el nombre de 17 de Septiembre.

En aquella visita Kirchner descendió el helicóptero en el estadio Juan Manuel Sasso y se dirigió en caravana por las calles de Alberti hasta el lugar del acto. Fue un recorrido que se interrumpió cuando el primer mandatario nacional descendió de la combi que lo transportaba para saludar a la gente que se había ubicado a la altura de la Plaza Arias.

En ese viaje estuvo acompañado por quien era el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Felipe Solá, y quien en aquel momento se perfilaba como candidato a sucederlo en el cargo y que era vicepresidente de la Nación: Daniel Scioli.

En el acto se hizo la entrega de las viviendas del Plan Federal I, hubo donaciones para el Hospital y se establecieron anuncios para futuras obras públicas en el distrito. La noticia de su visita resultó inesperada, porque las autoridades Municipales se vieron sorprendidas al recibir la comunicación del ceremonial en la que le manifestaban que el presidente Kirchner estaba dispuesto a viajar para inaugurar un barrio del Plan Federal, cuya primera etapa en Alberti se concluyó mucho antes que en otros municipios.

Ante la muerte de Néstor Kirchner, la diputada Marta Médici como presidente del Consejo del Partido Justicialista convocó a la dirigencia a permanecer en la sede de la avenida Vaccarezza. A su vez se resolvió organizar un viaje para participar del velatorio del ex presidente por lo que han convocado a las personas que quieran asistir a anotarse en la sede del Partido.

Por otra parte se conoció un mensaje del intendente Municipal, en el que expresa “su más hondo pesar ante el lamentable fallecimiento del Doctor Néstor Kirchner, Presidente de la Nación Mandato Cumplido y Diputado Nacional, acompañando más que nunca en estas circunstancias a su señora esposa y Presidenta de los argentinos, hijos, familiares y a toda la militancia, renovando el compromiso de seguir trabajando por un país cada vez mejor, tal como siempre lo soñó el ex Presidente”. 

“Vivió como hizo la política, a todo o nada”

Miércoles 27 Octubre 2010, 5:41 pm | Por La Ciudad | Seccion: Destacados
El intendente recibió la noticia en su casa mientras aguardaba al censista. Dijo que la muerte de Néstor Kirchner traerá consecuencias para el país.
San Pedro esta mañana en la sede del Partido de la Victoria con la imagen de Kirchner de fondo
San Pedro esta mañana en la sede del Partido de la Victoria con la imagen de Kirchner de fondo
Esta mañana, en la sede del Partido de la Victoria, el intendente Aldo San Pedro, improvisó una conferencia de prensa donde manifestó sus condolencias a la familia y destacó la estatura política del Néstor Kirchner. También comparó el liderazgo del ex Presidente con el de Perón y remarcó que fue el único que enfrentó a los grupos económicos que manejaron la argentina en los ’90.
“Una muerte que va a traer consecuencias a nuestro país; más allá de las apreciaciones con su forma de liderazgo político, desde aquel que tuvo el General Perón hasta esta fecha no ha habido otro referente político con semejante capacidad de liderazgo”, señaló San Pedro y resaltó “sobre todo con la capacidad de comprender la etapa en la cual le tocaba ser Presidente, no solamente para adentro, sino también para latinoamérica”
Además lo enmarcó como el líder que enfrentó a los sectores que dominaron el país en los ’90. “Fue el frontón de los intentos de volver a las políticas neoliberales en Argentina; le tocó reconstruir el país, la autoridad presidencial, volver a poner al Estado por encima de los privado; hasta los 90’ el Estado era empleado de los grupos económicos y a partir de Kirchner se volvió a revitalizar la actividad del Estado, por encima de la apetencia de los sectores económicos”.
Mas adelante destacó que con Kirchner “se volvió a hablar de salarios en Argentina” y revalorizó sus políticas en derechos humanos y recuperación social de los sectores más posrtergados en la década menemista.
Finalmente dijo que “el país necesitaba un tiempo más de él para consolidar el modelo que aleje la posibilidad de volver a los 90’, sobre todo cuando hay actores políticos y grupos económicos que están tratando de empujar para volver a la Argentina del pasado reciente”.
San Pedro contó que recibió la noticia en su casa mientras esperaba la llegada del censita y recordó que la última ve que lo había visto, fue la semana pasada en Chivilcoy. Hasta allí había llegado el matrimonio presidencial para participar del aniversario de la vecina ciudad. En ese encuentro, San Pedro dijo que ya no lo veía bien, con la “vigorosidad” que lo caracterizaba.